EL MILAGRO DE UNA VIDA CAMBIADA.

Juan 4:3-42.

Aquí hay una historia. La historia de la gracia de Dios llegando a una mujer. Aquí hay un cuadro de la vida. No puedo torcer el cuadro para adaptarlo a mi vida. Tengo más bien que torcer mi vida, doblegar mi vida, para entrar a formar parte de él. Aquí hay un camino. Es el camino del encuentro con Dios. Es Su camino. Es único y es abasolutamente necesario tomar este camino si el hombre procura acercarse a Él.

El lugar de la historia, Samaria, tiene su significado. Significa vivir con un cerco alrededor... y bien sabemos cuan reales, aunque sutiles, son los cercos que edificamos alrededor de nuestras vidas. Se levantan inexpugnables para protegernos de todos y de todo lo que amenace nuestro ser físico o emocional; lo que desafíe nuestros derechos, o conceptos, o estabilidad psicológica o paz mental. (Si no me creen... traten de corregir a alguien alguna vez.) Así, su tierra simboliza la aislación de la humanidad.

El nombre Samaria también significa un lugar como un atalaya desde donde se vigila, se mira al mundo para ver qué hay afuera, para ver cómo me va a afectar, cómo va a llegar a mi cerco, y si va a penetrar mi cerco o no.

La ciudad en Samaria se llama Sicar, que significa una bebida muy intoxicante... Y cuando estoy dentro de mi cerco, como al que esta embriagado, me sobreviene un sopor, un letargo, un mareo.
       - El que bebe pierde control.
       - Pierde el sentido de proporción y perspectiva.
       - Pierde la capacidad de identificación con las cosas, con la realidad.
Cuando alguien se intoxica sale de sí y encuentra otro mundo donde su vicio se burla de él. El hombre dentro de lo suyo no encuentra la objetividad para interpretar la vida. Esta con sus sentidos alterados, como aquel que habiendo bebido alcohol quiere manejar el coche. No tiene control. En lugar de ir derecho, zigzaguea. Sale de la ruta. Sí, es un cuadro de la humanidad.

Jesús vino. Dice que a Jesús, le era necesario pasar por allí. Me gusta: Le era necesario pasar justamente por allí. Y siempre le es necesario. Y siempre lo hace. Pasa donde esta el hombre. Por más desubicado que éste esté.

Y dice el versículo siete: "Vino una mujer de Samaria," de aquel lugar, a sacar agua y Jesús le dijo: "dame de beber."
Si seguimos leyendo encontramos que el pozo no estaba en la ciudad sino afuera de la ciudad.
       Fuera del lugar de su mareo, de su desvarío,
       Fuera del lugar de su delirio,
       Fuera del lugar de sus sueños,
       Fuera del lugar donde estaba tratando de encontrar una realidad que no poseía.

Otra vez es una ilustración de la vida. Tenía que salir de allí a buscar una realidad—el agua, la realidad más básica de la vida, más básica aún que la comida.

La historia es bien conocida... Jesús le pide agua. Y así comienza a llevarle a una esfera espiritual. Luego El le ofrece a ella agua diciéndole en el versículo diez, "Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías y él te daría agua viva." Medida abundante, rebosante…

Hay muchas personas que intelectualmente tratan de discernir los principios de Dios. Dicen, "No, tal cosa no puede ser." En otro momento dicen, "Si Dios quiere puede ser." Pero nunca, en experiencia, en realidad, participan de aquella esfera de vivir en el espíritu. Somos muy limitados por los recursos y posibilidades de la mente, de la fuerza, de la inteligencia, de lo que este mundo nos brinda.

Pero viene Jesús y dice, "El que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás."  Esta es la dimensión de Dios. Una declaración de Jesús de doble extensión: Yo voy a dar, No habrá falta.

Es tan fácil relegar a Dios a una pequeña parte de la vida. Vivimos en una esfera emocional y si nuestras emociones están bien, todo nos parece estar bien. Entramos muy poco en la verdadera esfera espiritual y muy poco llegamos a afectar la esfera natural con la influencia espiritual.

Hay un mundo espiritual, un mundo interior y un mundo alrededor. Hay un mundo celestial.Un mundo de comunión con Dios. Un mundo donde yo sé, sé, sé que soy acepto delante de El. Donde yo sé que cuando El me recibe toma mi vida y no va a dejar caer ninguna cosa a tierra. Donde no puede haber ninguna interrupción, ningún impedimento a Su obra.

Hay un mundo dentro del hombre. Allí es donde están todos mis complejos dudas, inhibiciones, luchas, y tantas cosas que influyen aquí adentro.

Hay también un mundo alrededor. Un mundo terrenal. Un mundo donde viviré los años que Dios me de. Mientras esté aquí debo proyectar este Reino Celestial en la tierra, y "obrar liberación en la tierra" como dice el profeta.

Es tan común la enseñanza que enfatiza la necesidad de la salud o equilibrio en el alma - a ver si te sientes liberado; a ver si adentro no te sientes condenado; si sientes esto, si no sientes lo otro; a ver si tienes sentimientos positivos o no... y si puedes responder bien a estas preguntas, ya esta todo hecho. ¡Y no poseemos ni aquí ni allá!
        ¡Hay sed!   ¡Hay necesidad!   ¡Hay lugares vacíos!

 

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Oración por todas las naciones.

05.03.2012 13:41
Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.